miércoles, 31 de marzo de 2010

Sahara Occidental: "De una provincia española a la autonomía marroquí"

En el año 1958 España declaró al Sahara Occidental” provincia Española". En aquella épica el viento de la libertad soplaba en todo el mundo. Decenas de países asiáticos y africanos consiguieron su independencia.

Los saharauis iniciaron su lucha pacifica creando en 1968 la Organización Vanguardia de la Liberación del Sahara (OVLS), liderada por Sidi Brahim Basiri. Su primera acción fue la gran manifestación de Zemla que demandaba mejoras sociales para el pueblo saharaui. España reprimió esta manifestación pacifica con un saldo de decenas de muertos y centenares de encarcelados, entre ellos el propio Basiri. Después de estos sangrientos acontecimientos España, presionada por la comunidad internacional y las reivindicaciones de los independistas saharauis, prometió otorgar mayor autonomía a los saharauis y finalmente organizar un referéndum de autodeterminación en la primavera de 1974.

En mayo de 1973 se fundó el Frente de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente POLISARIO). Diez días después se inició la lucha armada del pueblo Saharaui...

A finales de 1975 Marruecos, Mauritania y España firmaron los Acuerdos Tripartidos de Madrid, por los que se produjo la división del territorio saharaui entre sus vecinos del norte y sur.

Pocos días después tropas marroquíes y mauritanas invadieron la tierra del Sahara, asesinando civiles inocentes y destruyendo a ciudades y aldeas, desafiando a las resoluciones de la comunidad internacional que exigían llevar a cabo el proceso de autodeterminación del pueblo saharaui.

Los guerrilleros saharauis lucharon heroicamente contra los dos bandos, obligando a Mauritania abandonar el campo de batalla y firmar un acuerdo de paz en el que renunció sus pretensiones sobre el territorio. Los enfrentamientos continuaron en torno a las ciudades más grandes del Sahara. Marruecos, debilitado por la guerra y afectado por el reconocimiento de muchos países a la República Árabe Saharaui Democrática, aceptó el plan de paz elaborado por las Naciones Unidas y la Organización de Unidad Africana (OUA) en 1988. Este planeaba: el cese de las hostilidades, el establecimiento de una misión internacional en el territorio y la organización de un referéndum de autodeterminación.

Las esperanzas de paz y prosperidad de los saharauis comenzaron a desvanecerse cuando Marruecos empezó a poner obstáculos, convencido que una consulta de este índole solo conduciría a la independencia del Sahara Occidental. Se negó a colaborar en este sentido y propuso una autonomía al territorio manteniendo la marroquinidad del Sahara.

Los saharauis, que habían rechazado tres décadas atrás la autonomía en el seno de una nación europea, democrática y avanzada económicamente ¿cómo lo aceptarían ahora en un país como Marruecos, donde la pobreza predomina en las principales ciudades del país, donde no existe la democracia y las cárceles constituyen el paradero de todo ciudadano portador de una idea opuesta al régimen?

Es triste y lamentable que en estos días leamos artículos en la prensa española como el publicado el viernes 26 de marzo de 2010 en el diario ABC por el político y embajador de España Javier Rupérez en el que apoya los falsos argumentos de los gobernantes de Marruecos basados en considerar la cuestión del Sahara como un conflicto entre Argelia y Marruecos, dudar de posibilidad de la existencia de un estado saharaui independiente y considerarlo un factor de inestabilidad en la región, opuesto a los intereses de España.

El señor Rupérez, como un buen hijo de la España democrática y vanguardia en la defensa de los derechos humanos, no debió aclamar la injusticia, seria mejor si hubiera aprovechado su talento para exhortar a las autoridades de Marruecos a poner fin a los sufrimientos del pueblo saharaui a través de un referéndum de autodeterminación honesto y transparente que garantizara a los habitantes del Saguia el Hamra y Río de Oro elegir libremente su destino. Éste constituye el único camino hacia la construcción de un Maghreb Árabe unido y próspero donde los intereses de España serán enormes y protegidos.



Abdurrahaman Bud-da

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