jueves, 14 de julio de 2011

Hach Ahmed, ministro RASD para América Latina: “Tengo la esperanza de que Piñera cerrará este capítulo en favor de los saharuis”




Vino a Chile a renovar los bríos de su causa y se encontró con la resistencia de la embajada marroquí en Santiago. Igual cumplió su agenda y se fue con la idea, confiando en su instinto, de que el Gobierno de Piñera reconocerá al Estado que representa, como lo hizo con Palestina.

Entusiasmada con el reconocimiento de Chile al Estado Palestino, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), representada por el Frente Polisario, decidió redoblar sus esfuerzos para conseguir que el gobierno de Sebastián Piñera haga lo mismo con su territorio, ocupado desde hace décadas por Marruecos, a pesar de los diversos pronunciamientos de la Naciones Unidas.

Así, hasta Chile llegó Hach Ahmed, ministro para América Latina del gobierno de la RASD, quien contemplaba un periplo por Argentina y otros países de la región.

En Chile, si bien no tuvo encuentros de alto nivel en la cancillería, como en otras ocasiones, sí pudo reunirse con los presidentes de todos los partidos, con el titular de Senado, Guido Girardi, y con el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, encontrando en todos ellos una buena recepción a la batalla descolonizadora y por la autodeterminación que desarrollan en el África Occidental.

Para Ahmed, quien dice que las reuniones estuvieron a la altura de sus expectativas, no es un misterio que el Poder Legislativo chileno se muestre favorable a su causa porque siempre ha promovido iniciativas en ese sentido. “Con ellos hemos insistido en que sus esfuerzos continúen en dirección al Ejecutivo para que finalmente se pueda tomar esa decisión”, dice el ministro. Y agrega: “Nos alienta el hecho de que Chile acaba de reconocer al Estado de Palestina. Creemos que es una decisión valiente, aún sabiendo que las presiones para no hacerlo también han sido poderosas. Pero aún así no lo son menos que las que pueda hacer el reino de Marruecos”.

Primera vez que se reúnen con el nuevo Gobierno. ¿Notaron un cambio?

Sí, nos ha llamado la atención el que, contrariamente a lo que pronosticábamos, no nos haya recibido el canciller sino un director para Asuntos Multilaterales. Quizá hubo confusión o son los tropiezos propios de un comienzo de equipo de gobierno…

¿Qué lograron comunicar?

El estado actual del proceso de paz en el Sahara Occidental. Las inquietudes que en este momento están siendo asumidas por muchos gobiernos y organizaciones respecto al tema de las violaciones a los DDHH y que deben ser vistas en la ONU. Ojalá esto termine, finalmente, culminando en la adopción de una resolución firme por parte del Consejo de Seguridad, estableciendo lo que deseamos, que es un mecanismo simplemente de protección de los derechos humanos. En los últimos tiempos la represión ha sido feroz, hay cientos de activistas de derechos humanos que están en las cárceles marroquíes, los cuales no han sido juzgados y a la hora de hacerlo, no tienen ninguna acusación en contra de ellos, porque ni han roto un cristal, ni han agredido a nadie, ni han obstruido ni siquiera el tránsito…

Esta vez la representación de Marruecos se pronunció abiertamente sobre la visita saharaui y apareció públicamente para descalificarlos…

Sí, hemos observado un cierto nerviosismo por parte de los representantes marroquíes en Santiago. Creo que se explica por la inexperiencia del equipo de la embajada, que es un ex cónsul, me consta, que tiene más experiencia en temas policiales que como embajador. Se movilizó para impedir que no pudiéramos estar en universidades o en los medios de prensa. Esto, sin duda, deja de manifiesto la debilidad de sus argumentos; porque cuando rechaza el debate público, muestra que lo único que les favorece en esta contienda es el argumento de la fuerza, la fuerza bruta, la violación del orden internacional, de las normas del derecho internacional y la violación de los DDHH. Les preocupa, además, que la opinión pública chilena conozca este asunto porque implicaría un efecto dominó en otros países del cono sur.

¿Les dio resultado la campaña en contra de su visita?

Los saharauis somos recibidos en todas las cancillerías, en los parlamentos y hasta por el Departamento de Estado o el Congreso de los EEUU. Ni hablar de las cancillerías europeas… Somos, quiéranlo o no los marroquíes, la otra parte de un conflicto que está en manos de la ONU. Aquí en Chile tampoco surtió efecto: estuvimos en los centros académicos que nos habían invitado, tuvimos acceso a la prensa, pudimos desarrollar nuestra agenda y, por tanto, creo encierra una lección para ellos el hecho de que, al ser un problema que la opinión pública chilena conoce, deberían ser un poco más respetuosos con lo que opinan los chilenos.

¿Cómo explica usted que el Congreso chileno se haya pronunciado varias veces en este tema, pidiendo al Gobierno que reconozca a la RASD o condenado a Marruecos por violaciones a los DDHH, pero que este país, finalmente, sea el destino turístico de muchos parlamentarios?

A mi juicio la diplomacia marroquí ha manejado ciertos recursos para impedir que esta decisión, finalmente, sea tomada. En 1999 el gobierno de Chile resolvió reconocer a la República Saharaui, nos consta en una carta que recibió nuestro Canciller, firmada por el entonces ministro de RREE de Chile, Juan Gabriel Valdés, pero a última hora se suspendió el acto de la firma. Fue Felipe González y ciertos personajes próximos al Partido Socialista en Chile quienes detuvieron la acción. Vemos cómo Marruecos, ahora, está utilizando otros representantes, incluso de partidos como la UDI. Me parece sorprendente que, por ejemplo, diputados que representan al pueblo de Chile, como es el caso de Iván Moreira -que defiende la causa palestina-, se permita tapar la violación de los DDHH en el Sahara Occidental, cometida por el régimen de Marruecos. Me gustaría que el diputado Moreira, además de sus viajes a Marruecos, se diera el tiempo de visitar la sede de Human Rights Watch o de Amnistía Internacional y consultara los informes de DDHH. O, también, que acuda al debate en el Consejo de Seguridad sobre las graves violaciones de los DDHH en las zonas ocupadas. Yo creo que un mínimo de decencia, y de ética, tendría que incidir en su conducta para no adoptar posturas discutibles desde el punto de vista del rigor, pero también y sobre todo desde el punto de vista de la moral.

El año 99 estuvieron a punto, como usted lo mencionaba. Ahora, después de este viaje, cómo lo ve, está cerca, hay alguna posibilidad, o lo ve más lejano que nunca.

Yo, quizás por instinto y por una larga experiencia que tenemos en el manejo de relaciones con muchos gobiernos y de distinto color, aunque no tenga elementos de juicio concretos que podría explicar de una manera convincente, creo que las cosas van a ser fáciles con la administración del Presidente Piñera.

¿Cuál es la importancia que ustedes le asignan a Chile? Porque uno dice: “a un país africano, qué le importa que lo reconozca o no Chile”.

Tenemos una especie de vínculo moral porque casi arrancamos en la misma fecha, ustedes con el golpe militar y nosotros por la invasión de otra dictadura, Marruecos. Desde el principio, compartimos con la resistencia chilena, los movimientos, partidos democráticos chilenos, en las mismas trincheras, para defender nuestras causas. Incluso ha habido muchos gestos de solidaridad entre nosotros, aún en esas circunstancias. También debo decir que los saharauis tuvimos la ocasión, en un momento en el que la dictadura de Pinochet buscaba una mayor apertura para salir del aislamiento, establecer relaciones diplomáticas con Chile, pero nunca cedimos, porque sabíamos de que, en el fondo, había también un compromiso con el pueblo chileno. Lamentablemente, luego, muchos de esos partidos que compartían con nosotros esas trincheras, cuando llegaron al poder, se olvidaron de nosotros.

Concretamente se refiere a la Concertación y al Partido Socialista.

Sí, sin duda alguna. Bueno, miembros, dirigentes, yo no pienso que es una posición de todo el Partido Socialista y muchos menos de su militancia. Conozco a dirigentes que estuvieron en posiciones muy importantes en el poder y, cuando tocamos sus puertas en un momento en que nosotros buscábamos apoyo, no nos recibieron como debían haberlo hecho. Reconocemos, eso sí, que las razones de Estado pesan mucho y, a veces, merman las consideraciones morales y las posiciones de principios.

¿Pero no ha perdido la fe en los chilenos?

Tengo la esperanza de que este gobierno cerrará este capítulo en favor de los saharauis porque los chilenos simpatizan con una causa donde está en disputa la autodeterminación, la independencia y la resistencia anticolonial. No sé qué tiempo durará esta reflexión pero mi instinto, mi olfato, me dicen que es una cuestión de tiempo.

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