Segunda crónica de la
periodista Jessica Romero desde los campamentos de refugiados de Dajla donde se
celebra el Festival de Cine del Sáhara.
Proyección "Hijos de las
nubes" de Longoria y Bardem. Foto: Jessica Romero.
Cada año el número de
películas dirigidas o protagonizadas por saharauis es más abundante. El cine es
una ventana para llevar el mensaje de este pueblo por cada rincón del mundo. “Hay
muchos documentales sobre la situación política del Sáhara contada siempre
desde un punto de vista, porque Marruecos nunca quiere hablar” comenta Nicolás
Muñoz, director del documental El maestro saharaui. Para la película dirigida
por Álvaro Longoria y producida por Javier Bardem (Hijos de las nubes. La
última colonia), ninguna autoridad marroquí quiso ser entrevistada, ni tampoco
otros cargos de diversas instituciones, entre ellos el exministro español de
Exteriores Miguel Ángel Moratinos, quien canceló la cita con Bardem y Longoria
una hora antes de celebrarse.
Hijos de las nubes. La última
colonia es el resultado del viaje que Javier Bardem hizo a Dajla durante la
quinta edición del FiSahara. El impacto fue tan mayúsculo que lanzó junto a
otros actores un manifiesto de apoyo al pueblo saharaui que se cristalizaría en
la puesta en marcha de la plataforma 'Todos con el Sáhara', que entregó al
Gobierno de Zapatero 230.000 firmas de ciudadanos españoles exigiendo una
solución al conflicto. A día de hoy, 230.000 personas aún no han tenido
respuesta. Hace unos meses, el actor, que se ha convertido en un gran altavoz
de apoyo para los campamentos estuvo en la Asamblea General de Naciones Unidas
dirigiéndose a los gobiernos internacionales.
Nicolás Muñoz incide en la
necesidad de contar también las historias personales de este pueblos, las
consecuencias de un drama vital con daños colaterales, familiares y emocionales.
Con el ánimo de buscar en esa grieta se fijó en la figura de los cubarahuis: saharauis
que se fueron a Cuba siendo niños y, tras doce años de estudio, vuelven siendo
hombres a los campamentos de refugiados. “Los saharauis, en general, son muy
pudorosos y no hablan de sus sentimientos, especialmente los hombres”. El
maestro saharaui es la historia de tres separaciones muy dolorosas, de padres
que dejan hijos y novias en Cuba.
Omar Hassena, nuestro guía
durante esta semana de festival, es trabajador social y uno de esos cubarahuis
de los que habla el documental. “Me ha impactado mucho” dice esta mañana
durante el desayuno y comienza a narrarnos las diferentes historias que Muñoz
cuenta en la película, mientras hace aspavientos. “Yo he llorado” afirma, “miraba
a mi alrededor y no entendía que el resto no lo hiciera” se sorprendía Omar, quien
dejó atrás a su novia cubana.
Historias de separaciones
forzadas, familias que se dejan atrás porque el acuerdo para estudiar tiene un
tiempo limitado y hay que volver al lugar al que perteneces para devolverle al
pueblo lo que has aprendido. Omar cuenta cómo se entristeció con una escena de
El maestro saharaui en la que una niña, después de que su padre le dijera que
tiene que ir a ver a los abuelos pregunta: “¿me voy a quedar sin papá?”. Historias
propias, decíamos. Historias humanas.