jueves, 3 de mayo de 2012

El Sahara grita «¡Libertad!» para Ainhoa y Enric (y Rossella)


Los campamentos de refugiados al sur de Argelia rinden homenaje a los cooperantes secuestrados hace más de seis meses
Homenaje en los campamentos de refugiados saharauis de los tres cooperantes secuestrados
 “Con el secuestro de Ainhoa, Enric y Rosella han secuestrado el corazón de todos los saharauis”, se lamenta la ministra de Cultura del Frente Polisario, Jadiya Hamdi. Un grupo terrorista se llevó a tres cooperantes, dos españoles y una italiana, en la noche del pasado 22 de octubre de los campamentos de refugiados en la provincia de Tinduf, en el sur de Argelia.
Era la primera vez que ocurría algo así desde que los saharuis se asentaron en esta inmensidad vacía y hostil hace casi cuatro décadas. “No descansaremos hasta encontrarlos y poner a los responsables ante la Justicia”, dice firme el Primer Ministro, Abdelkader Teleb Omar.
Cae la tarde en el campamento de Dajla y los últimos rayos del sol del desierto iluminan un sencillo cartel con las fotos de de Ainhoa Fernández, Enric Gonyalons y Rosella Urru. Junto a ellos, en castellano y en árabe, una palabra: Libertad. El Frente Polisario y la sociedad civil española y de otros países han querido aprovechar la novena edición del Festival Internacional de Cine del Sahara (Fisahara) para rendir un homenaje a los tres cooperantes, que trabajaban en diferentes proyectos a favor de los refugiados.
Desde aquella infausta noche de disparos y carreras se impone la escolta para los que llegan de fuera. Los viajes de extranjeros por la zona llevan ahora solapadas unas medidas de seguridad que hasta entonces nadie consideraba necesarias. Los que nos encontramos estos días sobre el terreno vamos acompañados casi de manera permanente no solo por militares del Frente Polisario, sino también por patrullas de la Gendarmería argelina. Los organizadores del festival tratan de que todo discurra con normalidad, pero los que han vivido ya otros viajes a la zona saben que la preocupación es permanente.
“Nuestro palacio de cristal se ha roto”, opina Bucharaya Beyún, delegado del Frente Polisario en España instantes antes de la inauguración, en la que no estuvo presente ninguna autoridad española. “Toda la región del Sahel se encuentra ahora amenazada”, añade la ministra de Cultura, refiriéndose a una región en la que más de una decena de extranjeros se encuentran secuestrados.
Las autoridades del Polisario no esconden que la acción se llevó a cabo con la participación de saharauis que muy probablemente conocían el edificio de Rabuni (Tinduf) asaltado para llevarse a los cooperantes. De hecho, llevaron a cabo algunas detenciones sobre las que no quieren ofrecer datos.
Más allá del triple secuestro, el problema para los saharauis es tratar de mantener en pie el esencial entramado de ayuda extranjera del que dependen para seguir sobreviviendo. Y no es fácil, porque los gobiernos mantienen a su vez la alerta por el peligro que corren los extranjeros que se desplacen a la zona. Esto ha llevado ya en algunos casos a impedir la llegada a los campamentos de refugiados, al menos desde España, de algunos responsables de proyectos.
“No les olvidamos ni un minuto”, asegura ante el micrófono José Taboada, presidente de la Coordinadora Estatal de CEAS (Asociaciones Solidarias con el Sahara), una de las personas que está en contacto con familiares de los secuestrados. Los autores de este “acto terrorista”, añade, “han intentado cortar la solidaridad de España con el pueblo saharaui, pero no lo van a conseguir”.
Los contactos de los gobiernos español e italiano no han servido hasta el momento para liberarlos. Es más, el optimismo ha dado un importante paso atrás con la creciente inestabilidad en el norte de Malí, adonde fueron trasladados por sus captores.
El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, se apresuró a decir que el golpe de estado del pasado 22 de marzo en ese país no iba a afectar a las negociaciones emprendidas. Pocos días después tuvo que reconocer que se había perdido el contacto con el mediador. Lo último que está intentando el Gobierno español es solicitar la ayuda de los independentistas tuareg.
Terroristas, radicales islámicos e independentistas tuareg controlan las tres enormes provincias norteñas de Tombuctú, Gao y Kidal, más grandes que España. Han logrado expulsar al Ejército de Malí en diferentes ofensivas desde enero. La zona ya estaba además en manos de grupos de bandidos y traficantes de todo tipo. Todos ellos tejen a menudo alianzas de intereses.