*Fuente: CEAS- SAHARA. 5 de junio de 2012
El día 14 de agosto de 2011 la
tierra del Sáhara Occidental acogía el cuerpo de Sidahmed Abdelwahab Dambar (padre
de Said Dambar), fallecido en su lucha por conseguir justicia y reparación para
su hijo, asesinado por los agentes de la
seguridad marroquí y cuyo cuerpo seguía estando insepulto en la morgue de un
hospital. Hoy, a casi un año de distancia de esa ceremonia, nos ha llegado la
noticia de que los restos del joven saharaui han sido sepultados en la
violencia y el engaño, sin autorización de su familia, a quienes se les
pretende negar con este gesto el derecho de aquellos que no han sido sino
víctimas en carne propia de la violencia brutal y sin sentido de un estado
opresor e ilegítimo. Una nueva forma de hacerle morir una vez más, sepultando
con su cuerpo la verdad sobre su muerte, tantas veces negada.
Mientras tanto, Marruecos se
empeña en mostrarnos su magnanimidad con nuestros pescadores en dificultades, invitándolos
a compartir las migajas de una pesca de la que no es propietario; e invita a
nuestros empresarios a invertir y hacer negocio en un “país democrático, moderno
y vecino de la Unión Europea” (sic.), bajo el patrocinio amable del Príncipe de
Asturias; o pretende convencernos de las excelencias de una placentera visita
turística reiteradamente probada por personajes tan destacados como Nicolás
Sarkozy, Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero, todos ellos ejemplos
sabidos de irreprochable compromiso ético y moral y escrupuloso respeto de los
derechos humanos, singularmente, de los más débiles. ¿Hasta cuando esta burla
siniestra?
No es posible que la comunidad
internacional siga ignorando por más tiempo el absoluto desprecio a los
derechos más elementales que se ejerce de forma cotidiana en el Sáhara
Occidental por parte de Marruecos sin
que se haga responsable de su silencio culposo. La actitud valiente y decidida
de los familiares de Dambar no puede quedar sin respuesta, ni su derecho a que
los responsables de la muerte de su pariente sean juzgados adecuadamente, ignorado.
No nos hagamos cómplices de sus asesinos.
Said Dambar seguirá siendo una
referencia y un símbolo pese a quienes, desde la impunidad, hayan creído
enterrar su dolor sepultando su cuerpo y silenciando su recuerdo. Un sacrificio
que, por desgracia no ha sido el último y que ha continuado hasta la tortura y
muerte de Hamdi Etarfaui el último día de mayo. CEAS-Sáhara denuncia estos
hechos y llama a la sociedad española en su conjunto a adoptar una digna
actitud de denuncia y rechazo ante semejantes actitudes desde la honradez y la
solidaridad. Y exige de nuestras autoridades y de los dirigentes de la
comunidad internacional una posición decidida en defensa de la justicia y el
respeto escrupuloso de los derechos de los ciudadanos saharauis y del mundo.