martes, 14 de agosto de 2012

¿Razones de seguridad o estrategia política para abandonar al pueblo saharaui a su suerte?


El pasado viernes 27 de julio, el Ejecutivo español ordenaba la repatriación de los cooperantes españoles que desarrollaban su labor en los campamentos de refugiados saharauis.
La razón no era otra que el temor a una supuesta acción terrorista por parte de grupos islamistas procedentes del norte de Malí.
Resulta cuando menos sorprendente que si el Gobierno español tiene algún indicio de estas acciones, no lo ponga en conocimiento de las autoridades saharauis y argelinas con el fin de que se tomen las medidas de precaución pertinentes.
Resulta igualmente sorprendente que España haya sido el único país que ordenó la repatriación de sus cooperantes, mientras el resto de países y organizaciones internacionales como ACNUR, Médicos Mundi, el Banco Mundial de Alimentos o las propias Asociaciones de Amistad, siguen manteniendo a sus cooperantes en los Campamentos y con el envío de la ayuda humanitaria, sin encontrar razones fundadas para cesar en esta labor.
Miles de españoles viajan a los Campamentos para visitar a las familias de los niños de acogida  sin que haya habido nunca el menor incidente.
Las caravanas de ayuda humanitaria parten en varias ocasiones cada año sin que nunca se hayan producido percance alguno.
¿Responde esta acción del Gobierno a razones de seguridad o a intereses ocultos?
Si hablamos de seguridad. ¿Por qué no se retira a los cooperantes de países realmente conflictivos como Irán, Somalia o tantos otros?
Es evidente que la repatriación de los cooperantes españoles de los campamentos saharauis, pone en serio peligro la ayuda humanitaria y puede condenar al hambre a los más de 150 mil refugiados.
De todo este análisis, parece desprenderse algo más que razones de seguridad. Acaso la mano del gobierno marroquí esté detrás de esta acción, al ver que la cooperación con los saharauis se sostiene y crece la simpatía y compromiso de buscar una salida razonable que pasa indiscutiblemente por el Referéndum de Autodeterminación que Naciones Unidas comprometió y no acaba de llevar a cabo, y a la incredulidad de todos los gobiernos democráticos habidos desde la transición los cuales escondieron el pico bajo el ala ignorando nuestra responsabilidad histórica como potencia colonizadora que fuimos y haber abandonado a su suerte a los saharauis y favorecer la ocupación de  Marruecos desde el 31 de octubre de 1975.
Esta acción del gobierno español acaso vaya en la línea de contentar así a la despótica monarquía alauita, lejos de jugar en las instituciones internacionales el papel mediador que le corresponde como potencia colonial que fue durante casi un siglo.
Juan Luis Vallina Ariznavarreta
Socio fundador de la Asociación Asturiana de Amistad con el Pueblo Saharaui