martes, 7 de agosto de 2012

Viaje de los cooperantes españoles a los campamentos de refugiados saharauis


EL PERIODICO DE ARAGON  IRENE HERRERO MIGUEL 07/08/2012
Francisco Palacios lleva 25 años apoyando la causa saharaui.
Francisco Palacios, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Zaragoza y presidente del Observatorio Aragonés de Derechos Humanos en el Sahara Occidental, parte hoy en una expedición al Campo de Refugiados Saharauis en Tindouf para demostrar la estabilidad de la zona.
--¿Por qué esta expedición?
--Es un viaje de perfil político, no humanitario. Es una contestación para las declaraciones del ministro José Manuel García-Margallo. Queremos demostrar que viajar al Sáhara argelino es seguro y que sus conminaciones para la repatriación de los cooperantes no están justificadas.
--¿Van a llevar ayuda?
--No es nuestro principal objetivo ahora, pero siempre que vamos, llevamos algo.
--¿Quién participa en esta iniciativa con usted?
--Más de 20 cooperantes de diversas oenegés pro-saharauis acompañados por numerosos medios de comunicación. Casi 40 personas en total.
--¿Qué van a hacer allí?
--En estos cuatro días veremos la estructura de seguridad. Aunque los cooperantes ya la conocemos y sabemos que funciona, es sobre todo para que la vean los periodistas.
--¿Cómo han sentado las declaraciones del ministro al Polisario?
--La reacción ha sido profundamente negativa. Estas medidas significan dos cosas: eliminar la presencia de cooperantes en los campamentos y se desprestigia la organización del Polisario.
--¿Qué opina usted?
--En los 35 años que lleva el Frente Polisario organizando el campamento de refugiados ha habido un único incidente: el secuestro de tres cooperantes, ya liberados. Sin embargo, tras el suceso, han incrementado las medidas de seguridad.
--¿A qué medidas se refiere?
--Antes del incidente no había seguridad, había un exceso de confianza. Ahora hay cinturones de seguridad, incluso, del ejército argelino... Siempre puede pasar algo, pero hay más riesgo otros lugares del mundo que el ministro no nombró.
--El ministro ha dicho que existe riesgo terrorista.
--Debería haber informado primero al Polisario en petit comité. ¿Dónde están los agentes infiltrados que van a llevar a cabo los secuestros? ¿Cuáles son sus fuentes?
--¿Su objetivo a corto plazo?
--Diría que una disculpa, pero nadie pide perdón en este país. Queremos una rectificación. En reuniones privadas con la Coordinadora de Organizaciones no Gubernamentales ya ha admitido que fue una precaución exagerada. Falta que lo repita en público.
Carlos Cristóbal, navarro de 61 años, es uno de los cooperantes que hoy volará desde Madrid hasta Argel, donde cogerá un autobús que le llevará a Tinduf. Un destino que ha pisado una treintena de veces desde 1997 y que ahora le necesita más que nunca
NOTICIAS DE NAVARRA  IRENE VILLAFRANCA -7 de Agosto de 2012 -
Carlos Cristóbal, junto a su hija adoptiva Naanaa, en Dagla, durante su último viaje al Sáhara el pasado mes de mayo.
Una treintena de responsables de las Asociaciones de amigos del Pueblo Saharaui de todo el Estado viaja hoy a los campamentos de Tinduf, donde permanecerán hasta el sábado.
PAMPLONA. Una visita a los campamentos saharauis motivada por la decisión del Ministerio de Exteriores de repatriar a todos los cooperantes ante un "peligro inminente de ataque terrorista". Como afirma la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS), el objetivo es demostrar su confianza en las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades saharauis y argelinas, así como hacer un llamamiento contra el abandono que podría suponer la retirada de los proyectos que se desarrollarán en estos campamentos. Carlos Cristóbal, cooperante navarro de 61 años, se une a ellos como representante de la Comunidad Foral y asegura que "a lo único que tengo miedo, es a las temperaturas, que rondan los 50 grados".
--Llegó un momento en el que estaba muy defraudado con la actitud del partido socialista en este tema y ya no pude soportar más esta doble militancia. Decidí decantarme por una, y escogí la de activista del Sáhara.
--¿No le asustan las advertencias de peligro que anuncia el Gobierno?
--Cuando alguien, incluso un familiar, me hace esta pregunta, siempre respondo que los peligros que puede haber en un viaje al Sáhara son menores que los que existen en un viaje a Marruecos o a cualquier otro país del norte de África. La sociedad saharaui tiene, todavía, unas formas tradicionales de vida y de comportamiento que hacen que la sensación de riesgo sea menor. El único temor que tengo es el calor que voy a pasar en esta época del año, donde la temperatura en Tinduf ronda los 30 grados de mínima y los 50 de máxima.
--El Gobierno central parece que no piensa lo mismo... ¿por qué?
--En mi opinión, las razones por las que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha tomado esta decisión tan impropia e inadecuada de repatriar a los cooperantes está muy relacionada con debilitar los movimientos solidarios que hay en todos los pueblos con el Sáhara. El Sáhara Occidental, en comparación con otros países, tiene una situación excepcional respecto a todo lo que es cooperación, ayuda humanitaria y apoyo político.
--¿Qué es lo que le hace tan especial?
--Los pueblos de todo el Estado tienen movimientos de apoyo y una gran simpatía por el pueblo saharaui. Por eso, creo que el objetivo del Gobierno es debilitar esa simpatía y, para conseguirlo, ligan la vida de los campamentos con el riesgo terrorista. Ha sucedido una vez, pero nadie de los que estamos allí lo hemos vivido como algo que pueda convertirse en algo habitual ni distinto a otros países de su entorno.
--¿Cree que Marruecos está detrás de ese interés?
--Quien lleva años intentando ligar al Frente Polisario con el terrorismo integrista es Marruecos. Y no lo ha conseguido porque el Frente Polisario siempre ha hecho unas declaraciones y acciones claramente contrarias al terrorismo, y se ha enfrentado con él. De hecho, la organización que secuestró a los tres cooperantes en octubre, expresamente está enfrentada con el Frente Polisario. Es decir, tiene un interés especial en hacerle daño, cosa que a muchos nos parece sospechoso y que puede llevar a pensar que el último beneficiado de todo esto es Marruecos.
--¿Se debería tener más en cuenta el punto de vista de las autoridades saharauis respecto a este tema?
--Por supuesto. Las autoridades saharauis y argelinas son quienes tienen la capacidad de tomar estas medidas para proteger a los cooperantes y mantener la estabilidad y el orden. Si se quiere hacer un plan de seguridad en los campamentos saharauis, el Frente Polisario tiene que ser el principal actor.
--¿La decisión de repatriar a los cooperantes puede afectar a las relaciones futuras entre el Gobierno central y el Frente Polisario?
--El problema es que, actualmente, ya son muy escasas las relaciones existentes. El Frente Polisario ha pedido explicaciones al Gobierno central sobre la repatriación... No me atrevo a decir que las relaciones sean malas pero, desde luego, no es el mejor momento.
--Durante esta última semana, ¿ha hablado con alguien de los campamentos sobre cómo se está viviendo allí esta situación?
--Tengo una hija adoptiva en el Sáhara y sí he hablado con ella. Para ellos todo esto es muy extraño, porque no han notado que cambie nada a su alrededor. Estos días también he estado chateando con Pepe Oropesa, el fotógrafo que no quiso venir con los cooperantes, y él insiste constantemente en que la situación es normal y que sigue durmiendo en su jaima con la familia, sin ningún tipo de problema.
--La repatriación de los cooperantes, ¿ha molestado al pueblo saharaui?
Espero que con este viaje, el primero tras la decisión adoptada por Exteriores, el pueblo saharaui, si ha sufrido alguna decepción por la marcha, recupere la total confianza en que no le vamos a abandonar y no vamos a dejar de apoyarles. Nuestro objetivo es contrarrestar el efecto negativo que, a nuestro entender, tuvo la decisión del Gobierno.
--Desde el secuestro de tres cooperantes el pasado octubre, ha viajado cinco veces a Tinduf. ¿Notó algo distinto durante sus estancias?
--En los últimos seis meses he estado seis veces en Tinduf, una antes del secuestro y cinco, después. Pero con las medidas de seguridad establecidas no he tenido ninguna sensación de peligro.
--¿Cuáles eran esas medidas?
--El campamento solo tiene una entrada y, cada vez que sales, tienes que pasar un control al que tienes que llevar un papel en el que se te autoriza la salida. Eso para los extranjeros. Los saharauis también tienen que pasar ese control, pero con enseñar su carnet les vale. Además, en la jaima hay que estar cuando se pone el sol y no puedes moverte durante la noche. También hay patrullas del ejército que, periódicamente, vienen a donde estamos los europeos para ver cómo nos encontramos. Ahora, se han extremado y parece que incluso van a hacer que esa salida y entrada a los campamentos se pueda realizar solo por un único sitio.
--¿Cree necesario extremar las precauciones?
--En todos estos países, tras el final de Gadafi en Libia, la cantidad de armamento que ha circulado por la zona, la crisis de Mali y la situación de Sahel, parece que puede haber cierto peligro. Las medidas de seguridad son necesarias, ya que la vida allí tiene sus riesgos. Y las autoridades saharauis y argelinas son quienes pueden poner las precauciones para que esos riesgos no se lleven a cabo.