martes, 5 de febrero de 2013

Informe de Observación del juicio a los 24 presos saharauis de Gdeim Izik en el tribunal militar de Rabat


El viernes, 1 de febrero de 2013, a las nueve y media, comenzaba el juicio militar contra los civiles saharauis, activistas pacíficos defensores de los Derechos Humanos, detenidos por la Gendarmería marroquí después del desmantelamiento violento del Campamento de la Dignidad de Gdeim Izik, el 8 de noviembre de 2010.
Durante todo el mes de octubre anterior se fueron sumando a aquella manifestación pacífica espontánea, saharauis y saharauiyas, de la ciudad ocupada de El Aaiún, a unos catorce kilómetros de ella, en el lugar denominado Gdeim Izik. Solicitaban con su protesta pacífica y democrática,  unas mejoras sociales y laborales. Bien organizados, pese a las dificultades, multitud de personas allí acampadas en jaimas y a una considerable distancia de la ciudad,   fueron un ejemplo de convivencia y protesta pacífica, que algunos analistas políticos no dudaron en calificar como la primera manifestación de lo que después se llamó la Primavera Árabe.
En el exterior de la corte se manifestaba un grupo de saharauis pidiendo la libertad incondicional de los detenidos, desde temprana hora de la mañana.  Y, al lado, otro grupo de marroquíes que pedían la pronta resolución acusatoria de los mismos.
Tanto en la calle como en la sala de la audiencia había mucha presencia policial, tanto de uniforme como vestidos de paisano, a éstos se les reconoce enseguida por su actitud estática y amenazante. No obstante, los policías que nos atendieron para la identificación personal nos dispensaron un buen y educado trato.
Hay mucha presencia de observadores, tanto jurídicos como civiles, alrededor de treinta. De diversos países, se adjunta listado de los mismos.
Los detenidos a la hora de entrar en la sala lo hacen con brazo en alto, haciendo la señal de victoria y gritando con coraje consignas a favor de la lucha del pueblo saharaui, del derecho a la autodeterminación y a favor del Frente Polisario, en hasanía y en español. Este momento fue muy emocionante y tenso, duró unos minutos, pero aún resuena su eco en Rabat y en el Sahara Occidental.  El público se puso en pié y emocionado, porque se notaba, retuvo sus ganas de aplaudirles. No se puede imaginar el lector de esta crónica o sí, como sonaban sus cánticos, pidiendo libertad y justicia, en aquella sala, los 23 vestidos con darras y turbantes al cuello. Brazos en alto y consignas a voces, rodeados de policías y militares, ellos y nosotros, la sala estaba llena.
Comienza el juicio nombrando al primer acusado, Enanma Asfari, pero enseguida los abogados defensores protestan y se discuten cuestiones previas:
1º Por qué tantos policías armados en la sala, parece más que una corte de justicia, el patio de armas de una gendarmería.
2º  Por qué no se ha permitido el acceso a la sala a los familiares de los detenidos.

Luego, entre otras cuestiones preliminares, argumentan una solicitud de aplazamiento por las siguientes razones:
1º  Solicitan  pruebas testificales no admitidas con anterioridad pero que son necesarias para la defensa y la comparecencia del ex Ministro del Interior, del Gobernador Provincial y del equipo de negociadores nombrado por la autoridad de Marruecos para tratar con los saharauis el desmantelamiento pacífico del campamento.
2º    También se solicita el aplazamiento por que faltan cuatro abogados de la defensa.
A partir de las once, se retira el tribunal a deliberar y se reinicia el proceso a las 14 horas.
El presidente de la sala, en la reanudación, notifica sus conclusiones a los presentes:
a)   No se admite el testimonio ni del ex Ministro del Interior ni del Gobernador Provincial y si se admite la personación del equipo negociador nombrado  por  la administración gubernamental.
b)   Se admiten otras pruebas testificales de personas.
c)   Se suspende la vista y se aplaza al viernes próximo, 8 de febrero.
Los abogados defensores solicitan un aplazamiento mínimo de dos semanas para que ofrezca posibilidad real  a la convocatoria de nuevos testigos y tiempo suficiente para los desplazamientos necesarios de abogados y familiares. Esto el tribunal no lo admite y señala la fecha fijada.
Entre las conclusiones de los observadores que suscriben este informe, destacamos: a) En primer lugar, la necesidad de la presencia continuada de observadores en todas y cada una de las vistas de este proceso y de cualquier otro que se produzca como resultado de la justa causa saharaui, por el calor y la atención que se presta, tanto a los presos como a sus familiares. Así nos lo hicieron ver y sentir. b) Pensamos también que es muy importante para la autoridad marroquí la presencia de observadores internacionales, en cuanto a la presión a la que se le somete por nuestra presencia y observación. Ya que es notoria la muestra de su respeto hacia nosotras-os y, también, nos demuestran por qué estamos allí. c) En tercer lugar, al finalizar nuestra misión, debemos hacer una labor de difusión de todo lo visto y vivido para general conocimiento de nuestro entorno.
En particular queremos hacer constar la clara visión que hemos tenido al presenciar este juicio, cómo son juzgados unos seres humanos, civiles, políticos, pacíficos y defensores de los Derechos Humanos por un Tribunal Militar, que en el fondo de la cuestión los procesa porque exigen el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, firmados entre el Frente Polisario y el rey de Marruecos, de las Resoluciones de Naciones Unidas, por la vigilancia de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental y por la Legalidad Internacional.
Al día siguiente, sábado 9 de febrero, por la tarde, los abajo firmantes nos trasladamos a visitar a los familiares de los presos que sobreviven, como sólo ellos saben, con la máxima dignidad y con la mínima necesidades satisfechas, en dos pisos alquilados en Salé-Rabat, para estar los más próximos posibles a sus seres queridos. Residen de 25—50 personas, permanentes desde hace dos años, la mayoría son mujeres.
Madres, esposas, hijos pequeños, hermanas y hermanos de los presos, conviven muy organizados, en comunidad, aportando cada familia 200 Dirham por mes, para el pago de la vivienda, entre todas ellas 500Dh para el agua y la luz, y aportando cada día una, la comida necesaria para todos los presentes. Además, cinco días a la semana, se trasladan a la cárcel de Salé, para visitar a los familiares detenidos, aportándoles algo de comida, porque, según nos cuentan, la de la cárcel no se puede comer.
Estamos con ellas toda la tarde, al marchar nos agradecen con todo tipo de gestos su agradecimiento por nuestra visita.
Visitamos otro piso más de familiares y otra casa donde residen los activistas que se han trasladado desde El Aaiún, para estar cerca de sus compañeros, donde entrevistamos y saludamos, entre otros, a Brahim Dahan, Sultana Jaya y Hayat Rguibit.
Los observadores percibimos en las personas entrevistadas su entereza en la claridad de sus ideas, su dignidad en sus figuras y comportamiento y el coraje que da el poder de la verdad.
Trinidad García Martín, observadora jurídica. Angels Moseguí Figueres, observadora civil.  Juan Andrés Lisbona Noguerol, observador civil y redactor del informe.