El tribunal militar de Rabat
ha cerrado el círculo abierto por Marruecos con el desalojo violento del
campamento de Gdeim Izik, que en 2010 se convirtió en el mayor exponente de la
resistencia saharaui en muchos años, llegando a concentrar a las afueras de El
Aaiún a unas 40.000 personas en su momento más importante. Semanas después, cuando
se calcula que quedaban allí unas 8.000, el Ejército entró a sangre y fuego
tras imponer un bloqueo informativo total en la zona. La resistencia saharaui
habló de decenas de muertes tanto en el campamento como en la ciudad. Fue
posteriormente cuando Marruecos comenzó a hablar de que agentes suyos también
habían muerto violentamente. Luego cuantificó su número en once y ha juzgado
por ello a estos 24 saharauis detenidos.
Tras un juicio basado
exclusivamente en autoinculpaciones efectuadas bajo tortura según la defensa, en
la madrugada de ayer se emitía una sentencia que agrava el conflicto al superar
las previsiones. Se condena a graves penas, más de 20 años de cárcel y ocho
cadenas perpetuas incluidas, a 22 de los 24 activistas saharauis, que negaron
las acusaciones y aseguraron que solo fueron detenidos por su cercanía o
pertenencia al Frente Polisario.
A los condenados, el tribunal
militar de Rabat les achaca «formación de banda criminal» y «violencia contra
las fuerzas públicas con resultado de muerte». Se habla incluso de mutilaciones
en los cadáveres.
En su alegato final del
viernes, la defensa pidió la absolución de todos ellos por considerar que no
existían pruebas. Estimó que las declaraciones verbales supuestamente obtenidas
por la Policía Judicial en las que los acusados se autoinculpan eran nulas y
que, de hecho, contenían contradicciones.
La Fiscalía, en cambio, insistió
en la validez y legalidad de los documentos policiales. Aludió a la existencia
de un plan detallado para cometer crímenes que incluiría las herramientas
necesarias, los fondos y el lugar en el que se perpetrarían.
La batalla de fondo por saber
qué ocurrió en Gdeim Izik estaba tergiversada de raíz por el bloqueo
informativo que entonces impuso Marruecos, y que a día de hoy mantiene abiertas
todas las incógnitas.
En este sentido, buscando al
parecer un golpe de efecto, el fiscal proyectó el viernes ante la sala las
imágenes emitidas por una televisión española de niños palestinos muertos en
Gaza que se atribuían a Gdeim Izik como prueba la intención de inducir al error.
Por su parte, los abogados de
los acusados señalaron que las fotografías en las que aparecían acompañados de
miembros del Frente Polisario presentadas por la Fiscalía eran «la verdadera
razón de su persecución» y la prueba irrefutable que se ha tratado de un juicio
exclusivamente político.