lunes, 7 de agosto de 2017

Caso de Deida Uld El Yazid, o cómo Marruecos agrede a los más indefensos, en contra de lo que dicta la cultura saharaui. Por Hmad Hammad

Fuente: Hmad Hammad, activista defensor de los derechos humanos saharaui, vicepresidente del Comité Defensa Autodeterminación Pueblo Sahara Occidental,  de CODAPSO. Sahara ocupado, 7 de agosto de 2017.
Dijo una vez Nelson Mandela: “Para los hombres, la libertad en su propia tierra es la cumbre de sus ambiciones, de la que nada ni nadie puede apartar a un hombre convencido”.
Los habitantes saharauis del territorio del Sahara Occidental ocupado por la dictadura marroquí desde 1975, están sufriendo a diario  las más salvajes prácticas de violencia, todos están contra nosotros las fuerzas de ocupación, los colonos y los confidentes. Así, la pregunta esencial es ¿quién nos protege? Y la respuesta, evidentemente, es nadie.
El notable Deida Uld El Yazid, un anciano con un cuerpo delgado y un corazón tan grande donde caben todas convicciones de la libertad de su tierra, a pesar de su  avanzada edad y su enfermedad, siempre  ha estado  en las primeras filas de las  manifestaciones por la independencia del Sahara. Es un hombre que  lo ha dado  todo  y lo sigue dando todo junto a sus compatriotas en el camino a la autodeterminación y la independencia. 
El maltrato a las mujeres y los ancianos nunca formó parte de nuestra cultura saharaui. Sin embargo, las fuerzas de ocupación marroquí desde su invasión al territorio del Sahara Occidental no ha dejado de practicar todo tipo de violencia  y tortura contra los desarmados ciudadanos saharauis, ya sean niños mujeres o ancianos, quienes carecen de la mínima protección de sus derechos elementales como seres humanos. Todo esto sucede ante la incompetencia de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, MINURSO, en nuestra nación ocupada y el silencio de la comunidad internacional. De esa manera  Marruecos nos tiene en bandeja para practicar sobre nosotros injustamente todo tipo de violencia sistemática, intentando ahogar nuestros gritos de justicia.
Cuando Deida acudió a poyar a su hija en avanzado estado de gestión ante los golpes que le propinaron las cobardes fuerzas de ocupación y del incendio de su casa, Deida sufrió  en silencio los golpes y las  vejaciones delante de sus hijos. Después y a plena luz del día, se le desmontó su jaima de la dignidad donde intentó cobijarse al quedarse en la calle. ¿A quién vamos a recurrir en estos momentos cuando nuestra integridad está amenazada a diario  por los militares, la policía y los colonos marroquíes? Marruecos  nunca ha respetado nuestras costumbres,  y el maltrato a las mujeres y  ancianos  nunca formó parte de nuestras costumbres, fundadas sobre el  respeto  y la cooperación entre todos los miembros de la sociedad. Una vez más  la violencia  y la agresión marroquí  se demuestran, a pesar de la censura y la prohibición de la entrada de observadores al territorio ocupado del Sahara Occidental. Una vez más  solicitamos, como pueblo indefenso en la zona ocupada del Sahara Occidental, la presencia de una comisión independiente que pueda entrar al territorio  y evaluar  la situación y entrevistarse con las víctimas de esta política de discriminación y racismo. Seguiremos luchando  junto a nuestro representante legítimo el Frente Polisario hasta lograr nuestra libertad.

*Para más información: La casa del abuelo de la intifada saharaui, Deida Elyazid, incendiada por un agente marroquí, quedando la familia en la calle

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